Débora Giorgi, ministra de Industria de la Nación (*).
Hoy conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, orgullosa de pertenecer a un gobierno que ha implementado políticas que han mejorado notablemente la dignidad y la calidad de vida de las mujeres.
Hemos creado miles de puestos de trabajo en la industria, siendo el 35 por ciento de esas plazas laborales ocupadas por mujeres. Esto significó para muchas jefas de hogar devolverles la dignidad y, para otras, ayudar al compañero.
A su vez, hemos incluido a más de 3.600.000 jubilados al sistema previsional, 40 por ciento de ellos mujeres, que habían sido relegadas y hubieran seguido estando relegadas de no haberse aprobado la reforma previsional, que les ha permitido recuperar sus derechos.
También hemos implementado la Asignación Universal por Hijo, que le ha brindado a millones de mujeres la tranquilidad de poder mandar a sus hijos a escuelas y colegios para estudiar y no para comer.
Se ha aprobado en estos años un plan de vacunación y un carnet de excelencia para que no haya discriminados, eliminando cualquier diferencia en cuanto a acceso a la salud. Esa discriminación pasaba por vacunas sólo para algunos que tenían plata para pagarlas.
Fue también durante nuestro gobierno cuando se promulgaron leyes como las de violencia de género, de trata de personas y de fertilidad asistida. Son estas acciones que, como tantas, dieron derechos. Justos, necesarios.
A las mujeres, como dice la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, todo nos cuesta un poquitito más, pero también tenemos esa garra y perseverancia que a veces nos sorprenden a nosotras mismas.
Esas características nos han puesto muchas veces en el centro de la escena contra las situaciones más difíciles; lo podemos comprobar con nuestras jefas revolucionarias, como Juana Azurduy, Macacha Güemes, nuestras mártires de la dictadura, como Azucena Villaflor, y en la inclaudicable búsqueda de la verdad, la justicia y la memoria de nuestras madres y abuelas de Plaza de Mayo.
Esa entereza de las mujeres argentinas también se comprobó en situaciones límites, como la del 2001. Aquellas jornadas en las que organizaron las ollas populares y los comedores infantiles que llevaron alimentos a los que menos tenían.
Así las vemos todos los días a cada una de nuestras argentinas: desde cada lugar de pelea, tenemos que estar orgullosas, como dice nuestra presidenta, de esta década ganada.
Fuimos protagonistas de estos años y es por que eso que debemos seguir acompañando a nuestra presidenta, que con inteligencia, compromiso y trabajo busca una Argentina más igualitaria e inclusiva.
Buenos Aires, 8 de marzo de 2013.
(*) Columna publicada en El Cronista Comercial.
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